lunes, 14 de junio de 2021

Una conjunción favorable

Publicado en el Diari de la FP el 10 de junio.

El XII congreso de CCOO de Catalunya, celebrado del 21 al 23 de mayo, aprobó la resolución ‘‘Formar para un futuro más justo, sostenible y feminista’, con el 98% de los votos emitidos. Este resultado da fe del consenso existente en el mundo del trabajo sobre la centralidad de la formación profesional cuando de lo que se trata es de superar un modelo intensivo en mano de obra, que compite por vía de la devaluación de los salarios, y de definir otro diferente, basado en el valor añadido, la calidad y la innovación. De manera complementaria, la formación permite anticipar y acompañar la transformación de nuestro modelo productivo ante los retos de la digitalización y del cambio climático, con tal de garantizar que la transición sea equilibrada y socialmente justa. Finalmente, la formación es el fundamento para una sociedad cohesionada en la que las personas jóvenes, que tanto pueden aportar, realmente tengan la oportunidad de pasar de las alabanzas, eso es, de ser presentadas como ‘la generación mejor preparada’, a una realidad en la que estas competencias tengan el debido reconocimiento, también cuando se trata de disponer de un salario y de la oportunidad para emanciparse e iniciar un proyecto profesional y personal.

La conjunción que se presenta para abordar estos tres retos es favorable y lo es, como mínimo, por cuatro cuestiones de actualidad. Desde febrero de este año contamos con una Agencia de Formación y Cualificación profesional que, juntamente con la Comisión Rectora y el Consejo, completa el marco institucional de nuestro Sistema de Formación y Cualificación Profesional. Pero disponemos además de un marco de oportunidad que facilitan los recursos de los fondos europeos que invitan a hacer frente al reto de la transformación de nuestro tejido productivo con las necesarias inversiones y mejoras. En el plano político contamos con un Govern recientemente elegido que aporta la capacidad normativa y de gestión para avanzar ante los retos que enfrentamos como país. Finalmente, en el ámbito estatal, la presentación reciente de la Alianza para la FP, el Plan de Modernización de la Formación Profesional, del pasado julio, y la elaboración de una nueva Ley de FP que ha de integrar los subsistemas de formación inicial y de formación para el empleo, suponen avances significativos que pueden reforzar el modelo catalán de Formación y Cualificación Profesional.

Los astros están por tanto alineados, y es hora de arremangarse y de ponerse manos a la obra. Como decía el Presidente del Comité Económico y Social, Antón Costas, en la presentación de la alianza: “La FP es un instrumento muy poderoso para abordar algunos de los problemas que tenemos en nuestro sistema económico, como por ejemplo el de la baja productividad.” Un tejido productivo competitivo tiene uno de sus fundamentos en la formación profesional, que es la que puede hacer casar de manera más dinámica la oferta con la demanda. Para alcanzar un nivel adecuado de eficiencia es imprescindible el análisis prospectivo, que ha de detectar y anticipar necesidades, especialmente cuando hacemos frente a una transformación tecnológica. Para mejorar las competencias se trata, en primer lugar, de acreditar las ya existentes y de orientar a las personas trabajadoras, acompañando su itinerario profesional a lo largo de toda su carrera profesional. Porque el recurso más dinámico y potente es el de la continuidad, eso es, la formación permanente, que ha de tener un carácter modular, adaptándose a los horarios y a la disponibilidad de las personas trabajadoras.

Por esta razón, tal y como destaca la resolución de CCOO de Catalunya, hay dos espacios que resultan estratégicos si queremos aprovechar la formación para mejorar la productividad y construir una sociedad más integradora y cohesionada. El primero es el centro de formación, que ha de ser un centro que integre el conjunto de los servicios (orientación, acreditación, formación…) y que ha de constituirse como referente para las personas trabajadoras a lo largo de su trayectoria profesional. Este objetivo se resistirá si no se cuenta con su principal activo que son los y las profesionales de la educación. El segundo es el centro de trabajo desde el cual se ha de acompañar la inserción laboral de las personas aprendices y facilitar, en el marco de los planes correspondientes, el acceso a una formación continua que mantenga al día conocimientos y competencias. En el caso de las empresas que más empleo generan, eso es, las pequeñas y medianas, esta tarea se ha de articular en el ámbito de la negociación sectorial, que es el único que puede hacer justicia e integrar el conjunto del tejido empresarial.

En este sentido la negociación de un nuevo Acuerdo Interprofesional de Catalunya, que es el principal referente para la negociación de los convenios, supone una gran oportunidad. Que ésta se pueda aprovechar al máximo pasará en buena medida por la participación del conjunto de agentes e instituciones en el Sistema y porque sean conscientes y promuevan los mecanismos necesarios. Así el avance en la aprobación y puesta en funcionamiento de los centros integrados será un paso importante, como también lo es la dinamización de la formación en empresas y sectores, entre otros, mediante el reconocimiento de la tarea que han de desarrollar los y las delegadas de formación.

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