martes, 7 de noviembre de 2017

La lógica del mazo

La actualidad ha entrado en ebullición. Cuanto más indispensable parece recuperar la mesura, construir el consenso e integrar la pluralidad, más evidente se hace que los tiempos los marcan quienes han optado por una permanente huida hacia adelante, eso es, la polarización, la provocación y la irresponsabilidad, abocándonos a un incipiente colapso institucional. El reciente encarcelamiento del gobierno catalán es una decisión que, hace bien poco, nos habría parecido del todo inconcebible. Hoy es una página más que parece haberse pasado, sin topar con grandes resistencias ni en el ámbito estatal ni internacional, en un relato que amenaza con superar nuevos hitos y producir nuevas heridas que serán aún más difíciles de restañar.

La sabiduría popular nos sugiere que en estas circunstancias, triunfa quien va ‘a dios rogando, y con el mazo dando’, eso es, presentándose como hombre de bien, pero sin dejar de hacer todo lo que considera necesario para lograr lo que pretende. Ante la analogía interesada, y con tal de evitar el contexto, en el que se ha hecho punible hasta el humor, preferimos recurrir sin embargo a otra versión del dicho que dice: ‘A dios rogando y al macho dando’. El sentido de este refrán es que conviene confiar, pero al mismo tiempo se ha de hacer todo lo posible para ‘salir presto del camino peligroso’, sabiduría que parece más ecuánime y ajustada a nuestra realidad, más aún si cabe, cuando ésta ha demostrado ser más terca que una mula.

Para salir del camino, junto al que serpentea la amenazante sombra del precipicio, conviene por tanto azuzar la montura, y buscar con la mirada un horizonte que nos devuelva algo de certidumbre y de seguridad. Para ello, en la situación actual, es preciso entender cómo hemos llegado hasta aquí, eso es, situar la senda que nos ha abocado al dislate actual. En esta tarea nos puede resultar de gran utilidad la reciente publicación de Antón Costas ‘El final del desconcierto’, un libro rotundo, muy bien estructurado, y que ofrece un análisis sugerente y ponderado de los orígenes, de la circunstancia, pero también de la salida a este momento crucial, en el que parecen conjurarse a la vez crisis social, política e institucional.

Para el catedrático de economía, el agreste paisaje que dibuja el desconcierto actual, tiene su origen en la disolución del contrato social que se construyó en la transición. Este habría sido socavado por el crecimiento de la desigualdad, habría sufrido su golpe de gracia con las políticas de austeridad, y habría entrado en quiebra moral con el rescate bancario, la amnistía fiscal y la extensión endémica de la corrupción. La indignación sería la consecuencia inevitable a esta degradación y tendría su expresión en la superación del bipartidismo político y también en la emergencia de la tensión territorial. A este respecto, Costas recuerda que la ANC fue creada tan sólo quince días antes de las protestas multitudinarias del 15M.

Ante la deslegitimación del marco democrático por la asunción de la ‘disciplina’ externa de los mercados financieros y de la gobernanza europea, en un entorno de brutal crisis social, habría surgido un profundo desconcierto, que clama ahora por soluciones políticas que se ajusten a la voluntad y a la soberanía popular. La solución para Costas es ‘democratizar la empresa, democratizar la economía y democratizar la democracia’, y construir un consenso que permita articular un nuevo contrato social. Ese es el horizonte deseable, y para ello, no queda otra, hay que dejar de lado la maza y sujetar las riendas. Que los responsables no estén a la altura, es más que probable. La siguiente estación de esta involución democrática, de este viaje al pasado que hoy nos devuelve al ‘Llibertat, Amnistia i Estatut d’Autonomia’, la conocemos todos, y al parecer, la añoran intensamente algunos.

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