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El TTIP (Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversión) es un tratado que se está negociando entre la Unión Europea y los EEUU. Supone una de las mayores amenazas a los derechos laborales, a los servicios públicos y al medioambiente que hemos presenciado a lo largo de las últimas décadas. Por su naturaleza cuestiona nuestra soberanía democrática y debilita aún más lo poco que nos queda del modelo social europeo. A nivel global el TTIP se inscribe en una oleada de tratados que desvirtúa el trabajo y funciones de las organizaciones multilaterales y cede la iniciativa a las transnacionales.
Decir ¡No al TTIP! Y hacerlo con fuerza es hoy una prioridad para los trabajadores y trabajadoras de toda Europa. La iniciativa ciudadana europea
‘Stop TTIP’ ha recogido ya más de 1.600.000 firmas para forzar una consulta pública. La CES y los grandes sindicatos europeos han denunciado los graves peligros que comporta el Tratado y se han organizado junto con la sociedad civil en plataformas e iniciativas para pedir que se detengan las negociaciones. Por eso es fundamental que el próximo sábado, día de ‘Acción Global contra el TTIP, tenga un éxito rotundo en la asistencia a las movilizaciones y acciones que han sido convocadas.
10 buenas razones para decir ¡No al TTIP!
1.- El TTIP se está negociando como un tratado comercial pero es mucho más. El 80% de los beneficios que prevén los lobbies no procederán de la eliminación de aranceles, sino de la
convergencia regulatoria que definirá normas y estándares comunes a uno y otro lado del Atlántico.
2.- Al margen de los estudios encargados por la Comisión, el TTIP comportará una reducción del comercio interno de la UE, el hundimiento de sectores industriales y una presión añadida sobre los salarios y el empleo. Estudios académicos prevén un
pérdida de 600.000
lugares de trabajo.
3.- La falta de información de calidad ha acompañado el proceso desde el inicio. A pesar de que la estrategia de
opacidad ha dado paso a otra de ‘transparencia selectiva’ el Parlamento Europeo continúa siendo marginado del proceso de negociación. ¡Silencio, aquí trabajan los lobbies!
4.- Si se firma el TTIP será muy complicado poder realizar ajustes posteriores. La introducción de tribunales de arbitraje privados (ISDS) y el mandato de un consejo de cooperación regulatoria recortarán la
soberanía política de los estados y la subordinarán a la expectativa de beneficios de las empresas.
5.- Como se ha visto en otros tratados, la convergencia regulatoria es, de hecho, una
armonización a la baja. En el marco laboral esto supone una amenaza importante. Los EEUU tan sólo han firmado 14 Normas Internacionales del Trabajo, por 133 el estado español, y 2 de 8 Normas Fundamentales.
6.- Los servicios públicos no están excluidos de la negociación del TTIP lo que comportará más
privatización y la eliminación de cláusulas sociales en los contratos públicos. El ‘mercado’ de los servicios europeos es uno de los grandes atractivos que tiene el Tratado para el capital norteamericano.
7.- La convergencia normativa acarreará la
eliminación del principio de precaución. El productor ya no tendrá que demostrar la inocuidad del producto y la alimentación se abrirá a organismos genéticamente modificados (OGM), pesticidas o hormonas del crecimiento que actualmente están restringidas.
8.- Los EEUU fueron uno de los países que no firmaron el Protocolo de Kyoto. La competencia transatlántica pondrá
presión sobre los estándares medio ambientales, pero también sobre aquellos que protegen la diversidad genética o favorecen la producción de energía renovable.
9.- El TTIP supone una huida hacia delante por las políticas erradas de austeridad en Europa Los déficits de gobierno que se han hecho evidentes en la gestión de la crisis nos condenan a ser el
socio más débil y por tanto más vulnerable en lo que viene a ser un complemento económico a la alianza atlántica (OTAN).
10.- El Tratado con los EEUU, al igual que el CETA con Canadá o el TISA sobre servicios públicos deja al margen la necesidad de reforzar los organismos multilaterales que son la principal apuesta para poder hacer frente a los retos globales:
Pobreza, Paz y Cambio Climático.
La liberalización del comercio no supone ninguna salida a la crisis y su coste social comportará aún más presión sobre la clase trabajadora. Previsiblemente se traducirá en una nueva transferencia de riqueza del trabajo al capital y la extinción del proyecto que hace 60 años intenta construir una sociedad más cohesionada en Europa. La Unión Europea no tiene ninguna necesidad de subordinarse a un modelo social y económico que no es el suyo. Merece jugar un papel propio a nivel global en el que el trabajo de calidad y la cohesión social sean los ejes de un crecimiento justo y solidario.
El TTIP es una amenaza real a nuestros derechos y condiciones y por eso tenemos que conseguir pararlo de manera definitiva. Por eso es fundamental que el próximo 18 de abril a las 17:00 horas nos encontremos en el Paseo de Gracia, 90, ante la oficina de la Comisión Europea para decir:
¡NO AL TTIP!
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