domingo, 26 de junio de 2022

Por el liderazgo público de la FP no presencial

Artículo publicado en el 'Diari de la FP' con Rosa Villaró



Hace poco menos de dos años la Comisión Rectora del Sistema de Formación aprobaba el Documento de Bases para el modelo catalán de Formación Profesional en la modalidad no presencial. En él se situaban algunos retos destacados, como el de atender la diversidad y las necesidades específicas, facilitar la conciliación, ayudar a disminuir el abandono escolar prematuro o garantizar el acceso a aprendizaje en condiciones de igualdad, sin limitaciones territoriales. Si consideramos las cifras del curso 2020-2021 hemos de constatar cómo el liderazgo público de la FP no presencial desgraciadamente está lejos de realizarse. Según los datos disponibles, el número de alumnos de FP de grado medio del IOC (Institut Obert de Catalunya) cayó el 2020-2021 en un 28,5%, mientras que los centros privados crecían el 83,9%. En el caso de la formación de grado superior, el escenario tampoco es mejor, con una reducción, en relación al curso anterior, del 18,3% de los alumnos del IOC, por un incremento del 56,3% en los de los centros privados. En términos absolutos, en el curso 2020-2021, del total de 36.435 alumnos que estudiaron FP no presencial de grado superior, 29.325 lo hicieron en la privada, y de los 12.832 de grado medio, tan sólo 2.509 cursaron estudios en la pública. Estos datos confirman una tendencia que ya se anunciaba el año 2018. Los 5 cursos anteriores, el IOC había perdido alumnado, tanto de ciclos de grado medio (de 2.830 a 2.582) como de grado superior (de 6.786 a 6.182) y, en cambio, el alumnado de centros privados se había incrementado en un 2.777,69% en el grado medio (de 130 a 3.741) y en un 15.429,6% en el grado superior (de 64 a 9.939).

Estamos por tanto lejos de que la formación profesional no presencial pública sea tractora o referente en el ámbito digital. Es más. El déficit de inversión dibuja un escenario en el cual la digitalización podría llegar a ser una palanca, no de transformación, sino de privatización de la formación profesional. Es decepcionante no tan sólo por el reto que comporta la transición tecnológica de la formación, con tal de evitar discriminaciones en el acceso o para potenciar la innovación pedagógica, sino por otras razones que resumimos a continuación. En primer lugar está aquello del gato escaldado que del agua fría huye, y la necesidad de anticipar situaciones excepcionales de restricción a la movilidad que desgraciadamente no podemos descartar en el futuro. También conviene mencionar el impacto de las variaciones en la demanda que ha de absorber el sistema, con cohortes demográficas irregulares que tienen en la formación no presencial o semi presencial una herramienta para ir ajustándose de manera dinámica. Pero también es relevante la necesidad de garantizar la capacitación ágil en las especialidades y competencias que reclama un tejido productivo en permanente transformación que ha de hacer frente a la triple transición que comportan el progreso tecnológico, la lucha contra el cambio climático y el envejecimiento de la población.

En el documento de bases mencionado se apostaba por la creación de un centro público de formación profesional no presencial que por ahora aún está por definir. En su lugar la mejor opción es la del IOC, que si no puede actuar como centro integrado, sí puede jugar un papel clave para garantizar que los centros integrados, especialmente los públicos, incluyan una oferta de calidad de formación no presencial con fuerte vocación sectorial. La ley 10/2015, de 19 de junio, de formación y cualificación profesional, confiere al IOC un papel relevante en la regulación del aprendizaje a distancia que desde CCOO tuvimos en cuenta en el periodo de elaboración y discusión del Decreto 57/2020 que lo regula. En todos los ámbitos en los que tenemos representación apostamos por un IOC que contemplase la existencia de un Consejo de participación que incluyera a toda la comunidad educativa y del entorno, por la adecuación y autonomía en la gestión de los recursos que ha de jugar en la formación a distancia pública, y por las condiciones de trabajo adecuadas de toda su plantilla, tanto para tener en cuenta la especificidad de un centro no presencial como en lo relativo a la dedicación necesaria y remuneración suficiente de todo su personal.

Desde CCOO De Catalunya defendemos que los centros integrados sean referentes sectoriales que integren no tan sólo el conjunto de servicios (prospectiva, orientación, acreditación, formación), sino los niveles y grados formativos (inicial, para el empleo) y también los canales por los cuales se imparte esta formación. Disponer de una cooperación y colaboración estrecha entre el IOC y estos centros refuerza su utilidad para las personas en la formación al largo de su vida: Permite agilizar los procesos de acreditación, complementar esta con una formación que permita alcanzar una cualificación, ampliar la oferta formativa en territorios con una cobertura inferior, o dar servicio a personas trabajadoras que han de conciliar trabajo, vida familiar y personal con su formación profesional. Hacer realidad esta posibilidad pasa en buena medida por la regulación de los centros integrados que estamos debatiendo, pero consolidar y aumentar la oferta actual de FP del IOC (que por ahora es de 7 ciclos formativos de grado medio, un curso de preparación para la prueba de acceso a los ciclos formativos de grado superior y de 14 ciclos formativos de grado superior, de una oferta en Catalunya de 200 títulos) con nuevos ciclos y cursos de especialización, así como el garantizar el papel de colaborador en la formación no presencial, pasa de manera significativa por una dotación presupuestaria que, el curso 2022-2023, ha de dar un salto cualitativo.

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